Inauguración: Jueves 5 de mayo, 8pm
Del 5 al 29 de mayo 2016.
Entrada Libre.
Una rápida revista al diario o al
noticiero, donde abundan escenas gráficas de violencia, desastres y corrupción
pueden ser un reflejo del estado crítico de nuestras sociedades. Se han perdido
de vista respeto, tolerancia y el amor, característica fundamentales del ser
humano que nos diferencian de otras especies con las que compartimos el planeta
y que a menudo se desenvuelven mejor. Vivimos dando vueltas en esta espiral de
decadencia convertida en nuestro confortable circulo vicioso, sin tener mucha
idea de lo representa este confort, intuyo se trata de la seguridad de lo conocido.
A mi entender una de las capacidades
de las artes, en cualquiera de sus múltiples manifestaciones, consiste en ser
un puente o conector entre dos diferentes dimensiones, llamémosles espíritu y
materia, razón y sentimiento, corazón y mente, a fin de alcanzar el filo de la
navaja, ese raro estado de equilibrio y armonía que nos permite SER humanos en
la integridad de nuestras capacidades, sin dejar de lado un aspecto a favor de
otro, es lo que nos permite desde una situación privilegiada, tomar la mejor
decisión, en respeto del contexto en el
que nos desenvolvemos.
En épocas en las que los
tradicionales custodios de nuestros códigos de conducta se han desactualizado y
han perdido quórum, y nacen incontables otras estructuras de siempre de tipo
jerárquico como potenciales guardianes, aparecen también otras fórmulas, unas
más orientas a la naturaleza y otras a las tecnologías como fuente de
adoración, al margen de la postura que queramos adoptar frente a cada una de
estas posibilidades deberíamos estar preguntándonos ¿Cómo este hecho afecta
nuestra humanidad y nuestra implícita espiritualidad, sin la amenaza de
purgatorios y fuegos eternos?, ¿Qué es lo correcto y lo incorrecto en la vida en sociedad?, una sociedad
cada vez más individualista y más acelerada, cuyos cambios se suceden a
velocidades cada vez mayores y que claramente superan nuestra capacidad de
comprensión.
Solemos considerar únicamente los
aspectos positivos de la innovación tecnológica, sin embargo estos cambios y la
inmediatez que demandan, influyen considerablemente en el desarrollo de nuestra
vida cotidiana de formas diferentes e insospechadas y muchas veces no estamos
preparados para los cambios que ello conlleva, la vida no es algo que ocurre
aleatoriamente, es algo que nosotros creamos en función de las acciones y
pensamientos que invirtamos en ello.
En este contexto esta muestra es una
invitación a pensar.
A través de una serie de dibujos, pinturas y
esculturas de una factura impecable, el artista nos introduce en el recorrido
recreado por un montaje acertado a un viaje misterioso que inicia con el otro
que fuimos en algún momento de la evolución, fuimos embriones, fuimos peces, hoy somos mamíferos asfixiándose en una
atmósfera plástica. Los planetas, el mundo digital, el circo y la mitología
señalan que la vida humana natural puede ser o el viaje hacia la pecera
artificial de un “Goldfish” o la peregrinación sobre el dorso del prehistórico
“Celacanto” hacia el fascinante misterio de lo sobrenatural.
Javier Rodríguez Canales es un
artista plástico con una fuerte inclinación filosófica y espiritual que se ha
formado desde muy joven en los talleres de Cristina Gálvez y Margarita Checa.
Ha realizado tres exposiciones individuales y ha participado de varias
colectivas.

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